Experto de la Universidad de Talca, Isaac Ravetllat, aseguró que la violencia tendrá efectos en toda una generación de menores. A esto se suma que, en la práctica, no existen organismos que tengan la facultad de protegerlos.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ya ha dejado cerca de 80 niños sin vida, miles han tenido que evacuar sus hogares y millones sufrirán consecuencias psicológicas por el resto de sus vidas. A pesar de las declaraciones y acuerdos internacionales que aseguran los derechos de las niñas, niños y adolescentes durante conflictos bélicos, en la práctica estos no se han respetado, de acuerdo al director del Centro de Estudios de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CEDIA) de la Universidad de Talca, Isaac Ravetllat.  

“Lo que más llama la atención es la muerte de niños y niñas directamente producto del conflicto armado y de los bombardeos que se están generando, estamos ante una generación completa, y sobre todo los más pequeños, quienes van a tener traumas de todo tipo, probablemente de por vida”, aseguró.  

Esto, a pesar de las declaraciones de los organismos internacionales que están plasmadas en acuerdos y que fueron ratificados en su momento, tanto por Ucrania como por la Federación Rusa, en el que hace mención específica a la salvaguarda de niños, niñas y adolescentes (NNA) precisamente en conflictos armados. 

“No hay organismos que resguarden el cumplimiento efectivo de estas normativas internacionales. Este es un ejemplo de que las convenciones o las firmas de tratados no son suficientes para garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes en la práctica”, aseguró el director del CEDIA. 

“Creemos que estamos rodeados de leyes internacionales que protegen en estos casos a los niños, niñas y adolescentes, pero luego en la práctica, se diluyen. En definitiva, nos damos cuenta que, al final, solo queda reclamar al Presidente Putin que deponga su actitud”, recalcó Ravetllat. 

Compromiso de los Estados 

Según explicó el académico de la UTalca, es necesario que todas las naciones se comprometan a defender los derechos de los niños vulnerados. “Los Estados se deberían comprometer a priori a mucho más”, sostuvo. 

Sin embargo, aseguró que existe temor de los países a verse involucrados en estos conflictos. “Les da mucho miedo intervenir en estos temas precisamente, porque luego se les podrían exigir responsabilidades internacionales de manera importante”, declaró. 

Y agregó que el propio comité de los Derechos del Niño no es un mecanismo que tenga funciones jurisdiccionales que puede pedir el respeto de estas normas. “Simplemente puede clamar a la buena consideración del Presidente Putin”, manifestó el abogado especialista en derechos de NNA. 

De allí, la necesidad de cumplir efectivamente las normativas establecidas en las convenciones. “Este comité de los Derechos del Niño debería dotarse de funciones jurisdiccionales y de un órgano internacional que -efectivamente- pudiese sancionar a los Estados por no respetar o por agredir los derechos de la niñez”, concluyó.