Tras ser encontrado culpable por el delito de financiamiento ilegal en la campaña para su fallida reelección en 2012, el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy fue condenado a un año de arresto domiciliario.

Sarkozy no estaba presente en la sala cuando la corte de París anunció su veredicto, donde también se informó que al exmandatario se le permitiría cumplir la sentencia en su casa con una pulsera electrónica que registre su ubicación.

En el caso sobre financiamiento de campaña, la fiscalía concluyó que Sarkozy supo semanas antes de las elecciones de 2012 que sus gastos -estrictamente limitados por la legislación francesa- se acercaban al límite legal. Los fiscales le acusaron de ignorar dos notas de sus contables alertando de la cuestión. La Corte ratificó este argumento considerando que aunque era consciente del riesgo de superar el límite, decidió organizar muchos mítines, incluidos algunos de gran escala. “Estos mítines fueron aprobados por Nicolás Sarkozy, y se benefició de ellos”, indicó la corte.

Durante el juicio, Sarkozy dijo a la corte que el dinero adicional no fue a su campaña sino que ayudó a enriquecer a otra gente. Negó cualquier “intento fraudulento” e insistió en que él no gestionaba el día a día de la campaña porque tenía un equipo para ello, y por lo tanto no se le podía responsabilizar por la suma gastada.

El abogado de Sarkozy, Thierry Herzog, señaló que la sentencia era el máximo que podía enfrentar su cliente. Dijo que había hablado con Sarkozy, que le había pedido que recurriera. Además detalló que apelará el fallo.

Es la primera vez en la historia moderna de Francia que un expresidente es condenado y sentenciado a una condena de prisión por acciones durante su mandato. El predecesor de Sarkozy, Jacques Chirac, fue declarado culpable en 2011 de malversación de fondos públicos durante su época de alcalde de París, y recibió una sentencia de dos años de prisión en suspenso.