La próxima semana se reunirá el presidente electo de la Corte Suprema, Guillermo Silva, con su vocera, la ministra Gloria Ana Chevesich, para conversar acerca de los lineamentos para estos dos años. Ambos asumen formalmente en sus nuevas funciones el lunes 6 de enero.
El ministro Silva dijo a ‘El Mercurio’ que a la hora de elegir a su vocera consideró sus capacidades, pero también que ambos tienen una opinión similar acerca del rol y límites que tiene la vocería.
El martes pasado, tras ser elegida, Chevesich adelantó en un punto de prensa cómo sería su relación con la prensa y dijo que se implementará una política de ‘puertas abiertas’, pero advirtió que hablará desde ‘un marco jurídico normativo’.
Esto va en la misma línea de lo que piensa el presidente electo. ‘Cuando ella (Chevesich) dijo eso se refería a que no va a emitir juicio en temas políticos y cosas por el estilo. El tema de la vocería lo decide ella; es libre y soberana para dar el marco. No me voy a meter en la forma en que ella se desenvuelva como vocera. Los dos pensamos de manera similar que el vocero tiene que representar al Pleno, y no opiniones personales’, dice Silva.
El magistrado agrega que esto tiene que ser así porque ‘la gente puede pensar que una opinión personal es de la Corte Suprema. Esa es una dificultad y por eso se va a referir estrictamente a lo que se dijo en el Pleno y eso es lo que ella quiso decir’.
Para el presidente electo, la política comunicacional del Poder Judicial hace rato es de ‘puertas abiertas’, pero hay límites para los jueces respecto de temas políticos que no tienen que ver con la labor jurisdiccional. ‘Cuando yo ingresé al Poder Judicial, lo ideal era que un juez no compartiera con nadie, estaba enterrado en un caparazón. Después eso fue cambiando para bien, porque nosotros formamos parte de una sociedad, tenemos que compartir con ellos y estos deben saber lo que hacemos. No se trata de que andemos justificando cada sentencia que dictamos porque esa no es tarea nuestra y no tenemos por qué hacerlo. Hay que tratar que la gente entienda lo que estamos resolviendo’, precisa Silva.

 

FUNCIONES
La ministra Chevesich seguirá en la Corporación Administrativa del Poder Judicial, donde se revisan licitaciones y se ven temas financieros.
Es conocida como ‘la jueza de hierro’. Gloria Ana Chevesich se ganó este apodo tras investigar el caso MOP-Gate, que incluyó pesquisar al entonces Presidente Ricardo Lagos (que declaró cuando ya no estaba en el cargo, en marzo de 2010) y denuncias de presiones de sus superiores.
Ella envió una carta dirigida al pleno de la Corte Suprema el 17 de mayo de 2004, acusando presiones de distintos actores por la investigación que llevaba, entre ellos del expresidente del máximo tribunal, Marcos Libedinsky (quien le pidió no citar a Lagos, algo que él siempre negó), cuando invitó a la ministra a tomar té a su departamento.
Pero este no fue el único episodio complicado en su carrera.
Cinco meses después, en octubre de 2004, la magistrada recibió agresiones cuando fue a incautar correos electrónicos enviados y recibidos desde 1997 a la Coordinación General de Concesiones del MOP. Información que le permitió abrir muchas aristas en su investigación.
Su temperamento pausado quedó registrado con el ataque que sufrió en su auto cuando quedó atrapada en medio de una protesta, en abril de 2007, donde permaneció tranquila adentro del automóvil.
La jueza, en julio de 2013, debió enfrentar duras críticas en el Congreso, antes de ser votada su nominación a la Suprema, por aplicar la ‘irreprochable conducta anterior’ al exdirector de la DINA, Manuel Contreras, criterio que aplicaba la mayoría de sus pares. Su nombramiento fue cuestionado, pese a que nunca había aplicado la amnistía en casos de violaciones a los DD.HH., ni la prescripción ni la media prescripción, como sí lo hicieron ministros nombrados anteriormente.

Fuente: El Mercurio