‘Primó la tradición de la antigüedad y los méritos’. Así definieron algunos ministros la elección del ministro Guillermo Silva Gundelach como nuevo presidente de la Corte Suprema hasta enero de 2022. El magistrado reemplazará al actual presidente Haroldo Brito Cruz.
El Pleno se reunió por la mañana para realizar la votación y escogió por 18 preferencias a Silva, de 20 magistrados que estuvieron presentes. El máximo tribunal está compuesto por 21 integrantes, pero existe una vacante que dejó el 29 de noviembre pasado Hugo Dolmestch.
Por Silva votaron: Brito, Sergio Muñoz, Carlos Künsemüller, Rosa María Maggi, Rosa Egnem, María Eugenia Sandoval, Juan Eduardo Fuentes, Ricardo Blanco, Gloria Ana Chevesich, Carlos Aránguiz, Andrea Muñoz, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Arturo Prado, Mauricio Silva, María Angélica Repetto, Leopoldo Llanos y el propio Silva.
Mientras que el otro candidato, Lamberto Cisternas, obtuvo su voto y el de la ministra Ángela Vivanco.

Asume el 6 de enero
El resultado de esta elección no generó sorpresa al interior del máximo tribunal. El ministro Silva fue quien disputó la presidencia en 2017 con Brito. En esa ocasión ganó este último por 14 preferencias, de 21. El que le seguía en el escalafón era el magistrado Silva, quien obtuvo seis votos y fue apoyado por quienes estimaban que podría haber una incompatibilidad de Brito para ejercer el cargo por su relación con la fiscal de la Corte Suprema Lya Cabello, lo que en su momento descartó el actual presidente.
En la elección pasada, Silva obtuvo las preferencias de los magistrados Héctor Carreño (jubilado), Rosa María Maggi, Rosa Egnem, María Eugenia Sandoval, Carlos Aránguiz y Arturo Prado Puga.
De esta manera se esperaba que se respetara la tradición de antigüedad.
Silva asumirá sus funciones el próximo 6 de enero, día en que comenzará a preparar su discurso para la cuenta de marzo.
Fue el actual presidente Haroldo Brito quien presentó al ministro elegido. ‘Es un día muy especial para mí. Es la culminación de una larga carrera judicial y nunca pensé que iba a llegar a ocupar este cargo, pero el destino de cada cual es así y me correspondió y espero hacerlo lo mejor posible, para lo cual voy a necesitar la ayuda de todos mis compañeros de la Corte Suprema’, fue lo primero que dijo Silva en un punto de prensa.
Esto aludiendo a que no será un año fácil, ya que cinco ministros del máximo tribunal revisarán reclamos en un eventual proceso constituyente.
El magistrado se refirió a la polémica generada por la votación por antigüedad: ‘Ha vuelto a primar esta tradición y ojalá lo siga haciendo en la elección de presidente’, afirmó.
Silva habló también de la crisis social y las reformas constitucionales. ‘Pretendo enfrentarlo de la mejor manera posible y todos los cambios que puedan venir en materia legislativa en que sea necesaria la opinión de la Corte Suprema la vamos a dar. No quiero aventurarme a dar una opinión que a lo mejor mis compañeros no comparten’.

Votar por Cisternas implicaba saltarse a cinco ministros
Una vez que concluyó la votación, el ministro Cisternas (séptimo en el escalafón) resolvió renunciar a su actual cargo de vocero (ver recuadro).
El principal problema de la candidatura de Cisternas era que jubila en abril de 2020. También que de haber resultado elegido, se saltaban a cinco supremos por el criterio de antigüedad: Silva, Maggi, Egnem, Sandoval y Fuentes. Una situación similar ocurrió en 2017 con Patricio Valdés, que fue descartado porque significaría alargar su permanencia en un año y 11 meses. En el caso de Héctor Carreño, que estaba en esa misma situación, se debía extender su permanencia en ocho meses, pero este desistió de su candidatura.
Tampoco fue elegido Jaime Rodríguez, que también había postulado a una elección cuando le faltaban meses para jubilar. La única excepción fue el fallecido el caso del fallecido ministro Mario Garrido Montt.
Cisternas puso en el debate el tema de la antigüedad a través de una carta que envió al pleno del máximo tribunal, en la que oficializó su postulación.
‘No creo que sea suficiente la sola antigüedad, pues si no va acompañada de las características señaladas, significa otorgar una especie de cheque en blanco, sin saber el rumbo que se dará a la presidencia, ni qué temas serán prioritarios, ni cómo se ejercerá el liderazgo interno, ni cómo nos conectaremos con el resto de la comunidad, en especial en los tiempos que corren’, dijo en la oportunidad.
Para Cisternas cualquiera podía ser presidente del máximo tribunal, de acuerdo al artículo 3 del Código Orgánico de Tribunales, que dice que ‘el presidente será nombrado por la misma Corte, de entre sus miembros’, por lo que a su juicio no existen exclusiones (salvo el presidente en actual ejercicio).
El magistrado además era partidario de que se presentara un programa con las prioridades de los dos años en la presidencia.

Fuente: El Mercurio