Día a día, el debate sobre el contenido de una nueva Constitución se hace más presente en la opinión pública, con diversos abogados constitucionalistas explicando lo que viene y con los líderes políticos dando a conocer sus posiciones al respecto.
Hoy los temas que se tomaron la discusión giran principalmente en torno a las formas en que se llevará a cabo la primera etapa del proceso, lo que estará a cargo del comité técnico oficializado el viernes.
Sin embargo, poco a poco, también se han empezado a esbozar los temas de fondo, los que algunos consideran que no pueden faltar o, por el contrario, los derechos que otros creen que no se deben tocar, y que están garantizados por la actual Carta.
¿Cuáles son los principales ejes que deberá tener la discusión a realizarse en la futura convención constituyente o mixta?, ¿o los nudos que seguramente habrá?
Son las preguntas que ‘El Mercurio’ hizo a cinco constitucionalistas que, aquí, adelantan el debate.
1 ‘HOJA EN BLANCO’
Muchos constitucionalistas han dicho en estos días que la nueva Constitución se escribirá desde cero, es decir, en una ‘hoja en blanco’.
Es un concepto que desde ya está siendo discutido. Específicamente, dicen algunos de los expertos consultados, debido a que hay puntos, ya explícitos en la actual Carta, desde los que se tendría que partir.
‘Hay quienes dicen que trabajamos en un texto que no tiene palabras. Entonces, eso significa que empezamos a redactar desde cero. Puede ser una buena explicación. Pero lo cierto es que no hay una hoja en blanco en el sentido de que tenemos instituciones operando, tenemos una tradición institucional y política a la que responder. No partimos de cero’, dice Sergio Verdugo, profesor de la Universidad del Desarrollo.
Concuerda Constanza Hube, académica de la Universidad Católica, quien especifica que la separación de los poderes del Estado, el Estado de Derecho y la autonomía de entidades como el Banco Central, el TC y la Contraloría ‘son un mínimo desde el que hay que partir. Elementos centrales en nuestra democracia’.
En la misma línea opina el constitucionalista de la UC y miembro de la comisión técnica, Arturo Fermandois.
‘Aún la convención o asamblea constituyente más poderosa del mundo debe respetar ciertos límites sustantivos propios del hombre civilizado, principios del derecho constitucional universal: no regresividad de los derechos fundamentales, las sentencias ejecutoriadas, los tratados internacionales, los derechos adquiridos y otros… Una Constitución que al nacer no trate con delicadeza estos principios incubará su propio fin’.
Entre los expertos de oposición, en tanto, no ven riesgos de que al comenzar a redactar una Constitución desde cero se vayan a dejar de lado temas como los mencionados… aunque estos deben ser los primeros que se traten.
Así lo cree Patricio Zapata. Sobre todo respecto de la independencia de los tribunales de justicia. ‘Esa debe ser la primera declaración fuerte. Es absolutamente crucial tener tribunales que no dependan del poder político, tener jueces que puedan fallar de acuerdo a su criterio, incluso equivocándose a veces, pero que no dependan de las mayorías, de las encuestas’.
2 RÉGIMEN DE GOBIERNO
Existe consenso en que uno de los temas fundamentales que se deben zanjar desde temprano será cuál debe ser el régimen de gobierno. En este contexto, varios expertos postulan la posibilidad de disminuir algunos grados el poder que el sistema presidencialista actual le confiere al mandatario. Específicamente en lo relativo a la agenda parlamentaria.
‘Hoy, a través de las urgencias, el Ejecutivo puede controlar la agenda del Congreso. Él puede definir lo que se discute, por lo que quizás se debieran limitar sus poderes legislativos’, explica el académico de la UDP Javier Couso, quien da como ejemplo el Congreso de EE.UU., que ‘define su propia agenda’.
Para Niriam Henríquez, decana de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado, ‘sin duda Chile será una república democrática, pero se va a discutir si seguimos con un régimen presidencialista o cambiamos a uno con más poder del ente legislativo. Podría ser, por ejemplo, algún mecanismo de régimen presidencial parlamentarizado, o semipresidencial. Lo que tiene menos piso, diría yo, es cambiar derechamente a un régimen parlamentario’.
Hube concuerda con que ‘la posibilidad de que el Presidente tenga la alternativa de ponerles urgencia a todos los proyectos que quiera es algo desproporcionado’. Pero propone que se establezca un límite. ‘El Presidente podría manejar dos o tres balas de plata en el caso de las urgencias, para situaciones específicas’, dice.
3 EL LÍMITE DE LOS DERECHOS
¿Hasta dónde debe garantizar la Constitución derechos básicos como la salud, la educación, las pensiones y la sociedad?
Es una pregunta que divide a los expertos. ‘Es un tema controvertido. Sobre el Estado y su rol en los derechos sociales. ¿Cuál es su rol? Será la principal discusión’, dice Henríquez. Según los entrevistados, lo usual es que las constituciones en el mundo mencionen los derechos que aseguran, pero dejan las garantías y aplicaciones específicas a las leyes simples. Es el caso de Chile, según dicen.
Esto, según Javier Couso, podría cambiar según ‘el sesgo ideológico que tenga la discusión. Podría perfectamente pasar que se busque integrar a la Constitución normas que busquen asegurar la salud pública, o se renueven otras que faciliten un sistema de reparto de pensiones’.
Él agrega que, probablemente, haya una discusión sobre derechos de aguas y recursos minerales.
Otro punto que ha sido debatido es la supuesta definición de Chile como ‘Estado subsidiario’ que estaría en la Constitución. Algo que, según los expertos, no está explícito en la Carta, pero sí implícito en algunos puntos.
‘La Constitución no lo dice exactamente. Pero así se entiende a propósito de la actividad económica. Se dice que el motor de la economía son los particulares. Por ello, el Estado tiene un rol de intervención excepcional. Tanto así que para intervenir en materia económica tiene que estar autorizado a través de quorum calificado’, dice Henríquez, que no descarta que en la nueva Carta se quiera cambiar esto.
Para Verdugo, no sería conveniente que la Constitución regule muchos detalles. ‘Lo correcto es que la Constitución establezca principios generales y derechos básicos, y el detalle, que esté entregado a la ley. De lo contrario, la Constitución rigidizaría el sistema. Impediría que las mayorías en el futuro pudieran revisar los sistemas’. Por ejemplo, según explica, cada vez que se quisiera hacer una reforma al sistema de pensiones, habría que cambiar la Constitución, lo que tomaría mucho tiempo.
‘Confío en que una convención constitucional sensata preservará el derecho de las personas no solo a ser tratadas con igualdad, sino también a desarrollarse libremente y a desplegar su desenvolvimiento personal, en todo ámbito, incluido el económico y de emprendimiento’, dice Arturo Fermandois.
Sin embargo, para él, hay un punto delicado: las expectativas: ‘El inmenso desconocimiento de lo que la Constitución realmente contiene ha facilitado la entrada devastadora de las consignas, que en momentos de angustia, decepción, desesperanza y rabia social, como los que se expresaron en las movilizaciones, se reciben con ansiedad y se instalan como verdades inamovibles. A veces es estéril explicar que la Constitución no contiene ni debe contener políticas públicas, que ni el tag, ni el sueldo mínimo, ni las AFP se fijan ni regulan en esta ley suprema. Que esta contiene derechos y principios generales, y que es la ley la que aterriza y crea tal o cual modelo. Tendremos que hacer un enorme esfuerzo educativo para que el proceso sea informado y las decisiones se tomen sobre realidades’, explica.
4 QUORUMS
Para Patricio Zapata, uno de los temas fundamentales que se deberán discutir para la redacción de la nueva Constitución es ‘la eliminación de los quorums supramayoritarios de la Constitución’.
El constitucionalista, ligado a la DC, explica que existen 18 leyes orgánicas constitucionales que necesitan un quórum de 4/7 para ser modificadas. Algo muy poco común en el mundo.
Algunas de estas son La Ley del Banco Central, la Contraloría, el TC, todas las leyes electorales, la Ley del financiamiento a la política, la Ley de Votaciones Populares y Escrutinios, y otras.
‘La Constitución está llena de lomos de toro contra la voluntad ciudadana. Y esto responde a algo muy crucial. La Constitución aún respira desconfianza hacia el pueblo. Son anomalías. Hay que permitir que las posturas que tienen mayoría política puedan llevar adelante su programa sin que se use la Constitución como un freno, como un obstáculo de un grupo’, dice Zapata.
Hube discrepa. ‘A mi juicio, se podría hacer una revisión de las leyes que piden eso y revisar cuáles son pertinentes. Me parece que hay algunas que están bien. La Ley Orgánica Constitucional de Votaciones y Escrutinios, la ley de partidos políticos son leyes que requieren consensos más amplios. Eso en sí mismo no es un problema’.
5 TC EN LA MIRA
A mediados de año, un grupo de 16 juristas —entre los que estaban Gastón Gómez, Miriam Henríquez, Patricio Zapata, Arturo Fermandois y José Francisco García, entre otros— redactó un documento con 25 propuestas para reformar el Tribunal Constitucional. Un trabajo que, según varios de los consultados, debiera ser utilizado como material de apoyo por el futuro órgano constituyente. Esto, debido a que, actualmente, la gran mayoría de los abogados constitucionalistas creen que el TC debe cambiar.
‘Sin duda, hay reformas que hacer al TC, como limitar algunas de sus atribuciones de control previo’, dice Henríquez.
Verdugo especifica que el documento ‘propone privar de algunas facultades al TC y reemplazarlas por otras. Acercarse al modelo alemán y alejarnos del modelo francés. Eso significa terminar con el control preventivo obligatorio. Es quitarle algo de poder’.
En la misma línea, Javier Couso expresa que otro punto a cambiar son ‘los métodos para armar la composición del tribunal. No puede ser que el Presidente, sin necesidad de consultar a nadie, pueda nombrar a tres de los 10 ministros’.
6 DIVERSIDAD DEL PAÍS
Muchos de los consultados recuerdan que cuando se impulsó la reforma constitucional de 2005, en el gobierno de Ricardo Lagos, no hubo consenso sobre la redacción de un artículo donde se hiciera un reconocimiento a los pueblos originarios.
Esto es algo que, según los expertos, no se debe repetir, pues, actualmente, según Couso, ‘hay consenso en que debe existir un reconocimiento explícito’. En lo que no hay acuerdo es en el grado que este debe tener.
‘Hay algunos que solo querrían reconocer que los pueblos originarios existen y otros, que buscarían declarar a Chile como un Estado con más de una nación. Es decir, especificar que se trata de un país multicultural, intercultural o plurinacional. Incluso se podrían estipular ciertos derechos específicos, puntuales, para los pueblos originarios. Que pueden ser la autodeterminación a su territorio, a la propiedad de los recursos naturales, a usar otro lenguaje’, explica Henríquez.
Zapata asevera que ‘podemos discutir la forma en que reconocemos a los pueblos originarios, pero hagámoslo’. Y va más allá. ‘La Constitución tiene que hacer un reconocimiento a la diversidad de Chile. No somos un país de hombres de origen europeo, que vivimos todos en Santiago y todos somos parte de una visión católica. Chile es un país donde hay una mitad de mujeres, donde hay pueblos originarios, mucho mestizaje, donde hay regiones, provincias y pueblos. Donde hay diversidad filosófica. Hay protestantes, agnósticos, judíos, inmigrantes, católicos. La Constitución debe actualizar la fotografía de Chile. Demos el paso de asumir lo que somos. Somos un país latinoamericano’. En este punto también se anticipa una discusión que buscaría definir a Chile como un país ‘descentralizado’.
Son los temas que prometen marcar una discusión que ya comenzó y que, según los entendidos, se incrementará en el futuro cercano, en la medida en que se acerquen las fechas clave.
Fuente: El Mercurio