En Brasil existe un antes y un después que está marcado por el llamado caso Lava Jato. Esta investigación dejó al descubierto una de las mayores tramas de corrupción de América Latina, en la que la constructora brasileña Odebrecht sobornaba a políticos a cambio de favores y concesiones de infraestructura. Las coimas llegaron, al menos, a US$ 788 millones. Sus ramificaciones incluyen la detención del expresidente Lula da Silva, y en Perú, cuatro exmandatarios se vieron involucrados en esta investigación. Uno de ellos, Alan García, se suicidó cuando los policías acudieron a su domicilio para dejarlo en prisión preventiva.
Esta indagación requirió el levantamiento, análisis y cruce de información de cerca de cinco mil cuentas bancarias. Si bien existió una avalancha de información que debió ser estudiada, ello fue posible gracias a un modelo investigativo que permite sistematizar los antecedentes en un breve plazo. Se trata de un sistema informático que conecta al Ministerio Público con los bancos y otras entidades financieras.
En Chile, este mismo modelo podría ser implementado para que los persecutores nacionales comiencen a utilizarlo para investigar los casos de corrupción en plazos más acotados. El gestor de esta idea fue el fiscal nacional, Jorge Abbott, quien conoció el sistema brasileño e inició las gestiones para su importación.
En los últimos días las coordinaciones entraron en una fase clave, pues funcionarios de la Procuraduría de Brasil mantuvieron reuniones con directivos de la Fiscalía Nacional para estudiar la factibilidad de importar el modelo, que funciona bajo un software llamado Simba (Sistema de Investigación de Movimientos Bancarios).
Antonio Segovia, director de la Unidad de Cooperación Internacional y Extradiciones (Uciex) de la Fiscalía Nacional, explica que este proyecto ‘está siendo financiado con fondos de la Unión Europea, que se llama ‘Pacto’, y es el Programa de Asistencia Técnica contra la Criminalidad Transnacional Organizada. Se enmarca en las relaciones de cooperación internacional que hemos tenido históricamente no solo con Brasil, sino con todos los países de la región’.
Gilberto Mendes, uno de los peritos de la Procuraduría brasileña que estuvo en Chile trabajando en este intercambio, indica que ‘este programa, Simba, lo estamos implementando desde hace 12 años. Este sistema fue utilizado en una gran investigación de escándalo financiero de corrupción, llamado caso Mensalão, que trató sobre pagos para políticos brasileños mes a mes para aprobar determinados proyectos’.
El experto añade que en esta causa ‘se pidió que toda la información solicitada a los bancos fuera enviada de forma digital. Eso fue algo muy importante. Con esto se transformó todo en información digital’.
De acuerdo con Mendes, con la aplicación de Simba la eficacia del Ministerio Público aumentó significativamente. ‘La operación Lava Jato es un ejemplo de eso. Muchos de los éxitos de esta operación, en la que se investigaron crímenes financieros, se lograron por este sistema’, revela.
‘Conseguimos analizar de forma rápida mucha información. Fueron más de cinco mil cuentas bancarias en un corto periodo de tiempo. Conseguimos saber hacia dónde fue y de dónde venía el dinero’, señala el perito.
Realidad chilena
Las investigaciones penales en Chile están lejos de ser automatizadas y digitalizadas. Aun en la actualidad, casi todo se tramita a través de documentos físicos que dificultan y demoran los análisis cruzados. Así lo reconoce Luis Toledo, director de la Unidad de Tráfico de Drogas del Ministerio Público. ‘Hoy la información se solicita a través de un oficio en papel y se recibe, por regla general, en papel o en formatos electrónicos vinculados a PDF, que no son posibles de trabajar. Lo que más se obtiene son algunas planillas en Excel, pero no con toda la información. Así hay que revisar uno a uno’, admite.
Segovia, por su lado, señala que este modelo ‘pretende un sistema seguro de intercambio de información digital, desde la fiscalía hacia el banco y desde el banco hacia la fiscalía, en un sistema que permita un análisis rápido y seguro’.
¿Para cuándo podría estar Simba operativo en el país? Según Toledo, los tiempos dependerán de la factibilidad técnica. Añade que ya se está trabajando con los bancos, en los que ha existido una buena disposición para sumarse a esta iniciativa.
Los tiempos y horas/hombre que se ocupan actualmente para trabajar en estas investigaciones experimentarían un profundo cambio cuando el sistema se encuentre operativo. En esta línea, Mendes señala que ‘los tiempos dependerán de la complejidad de la investigación. Por ejemplo, en la operación Lava Jato, sin Simba hubiéramos demorado años para tratar esa información. Con este sistema, nos tardamos días’.
Fuente: La Tercera